ARBORETUM PANOPTICON Y DOMUS TIGRINIA:
Naufragamos en una isla desierta, sin amenazas humanas, y sólo eso explica que mis planes salieran adelante. Durante los primeros meses construimos una simple base de operaciones pero, con el tiempo, nos dimos el gusto de experimentar y dotarnos de comodidades.
Así que construimos una mansión lujosa, siguiendo los ideales de una “DOMUS” romana. Que cubriese todas las necesidades y comodidades, siguiendo principios de orden, simetría y belleza. La “domus tigrinia”.
DOMUS TIGRINIA es mi idea de una mansión de lujo para una única familia. Imagino una urbe inmensa con muchas domus vecinas, en cada domus un grupo familiar independiente.
Seis personas pueden habitarla cómodamente usando como viviendas la carpintería, la herboristería y el taller de ingeniería.
Si fuera necesario podría sustituirse la casa de 3 camas por una mayor simplemente ensanchando de dos a cuatro casillas el eje central de la domus sin que variase en exceso su simetría.
Al traspasar el vestíbulo encontramos un atrio porticado en cuyo centro hay una cisterna impluvium donde luce el glifo de la Casa (maiorum imagines) en donde se realizan los sacrificios a los Dioses familiares (salutatio matutina).
Rodeando el atrio tenemos los establos y cobertizos para caballos, vacas, cerdos y ovejas en donde podemos dejar nuestros carros y monturas entrenadas.
Separando los establos de los dormitorios o tablinum tenemos los talleres de alquimia, carpintería, herrería y la cocina junto a dos almacenes donde clasificar nuestras cosechas, equipos y artesanías.
Por un pasillo porticado se accede a un peristilo trasero o jardín rodeado de columnas en donde cultivar árboles frutales y un pequeño huerto.
El peristilo también acoge una zona de entrenamiento, pequeños gallineros y conejeras y la zona de curtiduría, fermentado de alcoholes y un par de hornos.
En definitiva, la domus tigrinia es la solución habitacional que contiene todas las necesidades en el mínimo espacio sin sacrificar ninguna comodidad. La casa digna de un domine paterfamilias.
Cubiertas todas nuestras necesidades me dedique a convertirme en un hombre del renacimiento, abrí minas de oro y plata, me entrené con el arco y la lanza de caballería, domé y entrené caballos de guerra, dominé el arte de la gastronomía, la alquimia y la taxidermia.
Entonces sólo me quedaba convertirme en silvicultor o arboricultor. Me puse como objetivo crear un bosque de hermosos árboles, ordenado, simétrico, útil. Un arboreto del que uno se pudiera sentir orgulloso.
El “Aboretum Panopticon” es en general un círculo radial que contiene todos los tipos de árboles del mundo.
Contiene cientos de árboles de máxima calidad, está cruzado de norte a sur y de este a oeste por grandes avenidas y pequeños senderos en sus diagonales y puede crecer indefinidamente ampliando el diámetro de la circunferencia hasta sustentar cualquier necesidad.
Me llevó una ingente cantidad de tiempo criarlo e iluminarlo, pero lo hice gustoso, poco a poco. Capaz de generar la madera necesaria para todo un castillo en una sola cosecha, capaz de alimentar a cientos de bocas, está diseñado para que pueda ser reproducido y reconstruido en cualquier parte.
Bajo su colina contiene una pequeña mina donde se guardan los depósitos de semillas y frutos que genera. Entre sus filas de árboles se ha distribuido tierra de cultivo de máxima calidad para aprovechar el espacio. El arboreto es prescindible: Si el enemigo lo destruye puede ser rápidamente reforestado con apenas 28 semillas de cada tipo de árbol.
Su distribución en promenades permite el rápido traslado de la madera de máxima calidad por carro.
Con la simple construcción de una torre de madera en su centro permite paliar la limitación de visibilidad de su contorno y vigilar su crecimiento y fronteras.
En definitiva, el arboretum panopticon es mi orgullo y mi alegría.
Espero que el paseo que os he dado por mi Casa y mi Bosque radial os haya entretenido casi tanto como levantarlos me entretuvo a mi. Muchas gracias por acompañarme este rato.